La violeta


En un espacio cerrado, se abren cada noche millones y millones de ventanas.

El aire puro, cristalino, inmaculado de la inacción es coqueteado y lentamente fusionado con los aromas a vino, sexo y risas que tejen una red sin principio ni final.

En cada palabra que me sopla tu voz, tu mirada, tu piel, tu pelo, tu sexo… está el mundo. Entero, en marcha. Y todos los mundos que con él conviven, chocan y mutan.

Hoy pude poner en palabras esa sensación misteriosa que me asaltaba en aquellas mañanas o mediodías en los que despertaba allí:


El sol, cada día, nace de tu espalda.
Y es de color violeta.

1 comentario:

Lina dijo...

Pizarnik no puede seguir ausente en este espacio, te la regalo...
"...Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza..."