Placer


Y la bestia se lo mandó entero.


- ¡No! Así no – grité casi enojado. – Primero se le come la cáscara, bien comida. Pequeños roces con los dientes. Y luego, recién luego, se come uno, delicadamente, el relleno. Despacio. Saboreándolo - le dije como si fuera un experto que cree tener la capacidad de enseñar a disfrutar. (Y eso que callé sensaciones más fuertes, como la de no entender cómo puede haber gente que no los coma a mi manera).

- ¿Y qué? Yo disfrutó así el bonobón – dijo comiéndose impunemente el segundo.

Me quedé sin respuestas.

Ahí comprendí que el placer y sus formas, no son universales.
Que cada uno disfruta como quiere (o como puede).


En fin, pese a demostrarme que estaba equivocado (y la angustia que eso conlleva), ese dulce me reveló un consuelo.

2 comentarios:

Dieguillo dijo...

El placer y sus diferentes formas, cuanto para escribir, pero que mas fácil que un ejemplo para entender como viene la cosa. Disfruto mucho la lectura, pero seguramente llego al relleno al leer esta historia.
Barba, ¡lo ha hecho de nuevo!

Abrazo.

Le Fer Net dijo...

Leer sus textos siempre es un placer, Barba.

Un abrazo enorme